Comenzábamos bien, parada del autobús en Lerma,
puntual, e inicio de nuestro viaje hacia Burgos. Aquí no hubo pega porque
gracias al detalle de las personas que salían desde Lerma las bicicletas
estaban ya cargadas desde el día anterior.
A las siete menos diez llegamos a Burgos viendo un
panorama que asustaba. Un parking repleto de coches y muchas personas esperando
para cargar sus bicicletas. Otro gran detalle por parte de todos los
participantes, ya que se pidió puntualidad y la gente lo respetó. Tras cargar con
mucho cuidado todo lo que restaba, salimos hacia nuestro punto real de partida,
Belorado.
El club Belphorado BTT y el Club de Fútbol Belorado
lo tenían todo preparado. Las mesas para el registro de los participantes, que
todos estuviéramos a gusto y ayudando a la descarga de las bicicletas. Además,
tenían preparados chocolate y bizcochos ¡qué más se puede pedir!. El equipo de organización
y avituallamientos fue: Oscar Arceredillo, Juanjo Alcalde, Lourdes Barrón,
Lydia Alonso, Javier García, Hugo Crespo, Gonzalo Alonso, Marino y Javier
Alonso. A todos ellos, ¡muchísimas gracias!
Tras la foto de rigor, empiezan los sonidos de
pedales, calas y bicicletas en formato: “empecemos despacio que queda mucho”.
Salimos nerviosos, pero las sonrisas acompañan a todos los participantes. El día
ya nos anuncia que dejará transcurrir la marcha sin molestar, al contrario, ha
decidido respetar y mimar esta primera edición. Vamos cruzando los pueblos que
salpican el Camino de Santiago: Tosantos, Villambistia, Espinosa del Camino y
Villafranca. Desde éste último comienza la primera de las barreras a superar,
subir el tramo que alcanza la zona de la Pedraja en los montes de Oca. La
subida nos lleva por la carretera de subida al pantano, pero antes de llegar al
embalse del Alba giramos bruscamente a la derecha y nos encontramos el último
repecho que da acceso a la zona de los pinares.
En Villasur nos recibe la hospitalidad hecha
persona en uno de los concejales del Ayuntamiento. Su sonrisa y su buen hacer
añaden un extra a la situación que han creado las personas que nos van acompañando
para montar cada punto de avituallamento. A nivel de organización habíamos
planteado 20 minutos por avituallamiento salvo el de la comida que serían 30. Sin
apenas darnos cuenta el tiempo ha transcurrido y tras los avisos nos ponemos de
nuevo en marcha. Las ochenta personas que estamos en la Plaza damos la sensación
de ser una marcha mucho más numerosa. Con el sol sobre nosotros y una
temperatura tan agradable las conversaciones se centran prácticamente en la anécdota
de la climatología.
La siguiente parte de nuestra aventura nos hará
recorrer la zona de la dehesa de Urrez y la zona oriental de la Sierra del
Mencilla. El comienzo no tiene dificultad ya que se trata de una recta que pica
un poco hacia arriba con algo menos de 2 kilómetros . Con un quiebro
hacia la izquierda se presenta otra de las dificultades de esta marcha, las
rampas de la dehesa de Urrez. Aquí ya se empieza a acumular algo de cansancio y
la gravedad hace de las suyas “tirando” de nosotros. Una vez arriba volvemos a
reagruparnos y comenzamos la bajada hacia Urrez. En esta localidad nos
encontramos de nuevo la furgoneta de apoyo que ayudó a completar, a quien
necesitó ayuda, este tramo entre Villasur de Herreros y Palazuelos de la
Sierra.
Después de estos dos kilómetros incómodos llegamos
a nuestro siguiente punto de encuentro: La Plaza Mayor de Palazuelos de la
Sierra. Aquí el Ayuntamiento nos ayudó con algo fundamental, una manguera para
poder limpiar el barro acumulado previamente. En la cantina se encargó un caldo
y café, y el cantinero hizo las delicias de nuestros paladares con una sopa de
setas y un café deliciosos. Desde luego un apartado, el gastronómico, que habrá
que estudiar en el futuro. Aquí ya tenemos un punto de referencia. Con el
estómago satisfecho y pensando en lo que debíamos subir, contemplamos con
asombro el termómetro que refleja la temperatura más alta que disfrutamos: 21 grados.
Después llegaría Mazueco, Paules de Lara y la
subida al castillo de Lara. Esta parte de la provincia, Tierras de Lara, nos
traslada por sus paisajes y estampas a época medieval. Es un paisaje soberbio.
El grupo iba rápido, las pistas y caminos permiten hacerlo. La subida al
castillo ya es otra cosa, se hace un poco dura, pero las piernas todavía
deciden acompañar a los participantes. Con una parada técnica antes de Quintanilla
de las Viñas el grupo se lanza de nuevo hacia Cubillejo donde tenemos
programada la comida. Desgraciadamente en el enlace de carretera que nos
llevaba desde la ermita hasta el cruce con el camino a Cubillejo sufrimos un
accidente. Afortunadamente leve, pero fue una pena. El coche de apoyo hizo un
trabajo extraordinario en este caso también. El tener las furgonetas junto a
nosotros casi todo el tiempo facilitaba mucho el trabajo de ayudar a los que
por problemas técnicos o físicos decidieron ir retirándose.
Cubillejo era ese sitio al que si todo iba bien permitía pensar que ya quedaba poco. El almuerzo fue una degustación de tortilla y jamón con pastelitos, algo de fruta y bebida isotónica. Este rato nos lo tomamos con calma. Creíamos que con media hora podía ser suficiente y así la gente no se quedara fría. También era importante que tampoco las esperas se hicieran muy largas endureciendo el trayecto. Según el horario que nos habíamos planteado, la llegada fue con unos minutos de antelación sobre la hora prevista y esto ayudaba a tener la calma con la que disfrutamos del momento. En Cubillejo estábamos todos juntos: las tres furgonetas de apoyo, el todoterreno de cierre, voluntarios y los ciclistas que disfrutábamos de la jornada. También podíamos disponer de las mochilas que denominamos “intermedias”, con la ropa de cambio a mano y hacer los últimos kilómetros con ropa seca.
Seguimos el horario y comenzamos todos con la sensación en las piernas del: “ya queda poco”. Continuamos por la pista que nos da acceso al Alto de Mazariegos, donde nos esperaba el autobús por si hubiera alguna persona que quisiera retirarse. No son muchos los que lo hacen y la mayoría comienza a apretar la dentadura para hacer la última subida fuerte del día, la de la Sierra de las Mamblas. Como ya comprobáramos días atrás las vistas que ofrece este punto son extraordinarias y poder rodar con las vistas que nos acompañaban fue un lujo.
Superada esta barrera la llegada a Mecerreyes no
tiene ningún misterio porque es todo bajada. De nuevo un bosque nos rodea y
absorbe nuestra mirada. Los olores nos hacen olvidarnos de lo que supone dar
pedales y el silencio que rodea todo hace del momento un instante mágico.
En Mecerreyes no paramos, habíamos avisado del peligro que hay a la hora de salir a la carretera y alertado del riesgo de este punto a los participantes para que no hubiera problemas ni accidentes. Como siempre se hizo un gran trabajo de quien nos acompañaba con las furgonetas de apoyo. Ellos estuvieron atentos, vigilaron la salida de los ciclistas y estuvieron controlando el cierre de la marcha.
Ahora le tocaba deleitarnos al río Arlanza y su
Valle con los paisajes que ayudaron a disfrutar y hacer más cómodos estos
últimos kilómetros. Aquí ya era más evidente la alegría de saber que la meta estaba
cerca.
Santa Inés fue la última parada obligada. Otro
lugar donde la acogida fue excelente. Como en anteriores ocasiones el
avituallamiento estaba preparado y ya simplemente nos quedaban 6 kilómetros . Decir
que en este punto se unió un vehículo de apoyo de los voluntarios lermeños.
Esta marcha surge desde la inquietud de un grupo de
personas de Belorado y Lerma por sacar adelante un proyecto que nos ayude a
promocionar nuestros pueblos y el valor de las personas que lo habitan.
Queríamos poner en común una idea que despertara algo de ilusión entre aquellos
municipios por los que pasa la marcha y así, entre todos, crear un proyecto que
suponga el hermanamiento de una serie de pueblos que ambicionan demostrar que
no hace falta viajar muy lejos para descubrir que tenemos paisajes y
patrimonios muy parecidos a los que buscamos en otros rincones del mundo y
estos están muy cerca de casa. En el futuro seremos más pueblos y personas con
ganas de hacer inolvidable un reto, una aventura, a todos aquellos que deseéis
compartir con nosotros una nueva edición de este evento deportivo que se llama:
MARCHA ¡NO HAY HUEVOS!.